A las nueve y treinta y dos minutos de la noche, el alcalde en funciones, José Torres Hurtado, colocó sobre el pecho de la imagen de la Virgen de la Amargura la Medalla de Oro de la ciudad. La habían concedido hace unos meses los miembros de la Comisión de Honores y Distinciones del Ayuntamiento, cuyo presidente, Juan García Montero, también estaba próximo a este solemne momento. Fue en la Plaza del Carmen, delante de la Casa Consistorial.
Un protocolo similar al empleado hace cuatro años cuando se coronó la Virgen de la Aurora, con los hermanos rodeando la plaza y los ediles delante de la puerta principal del Ayuntamiento.
Con ‘Mi Amargura’ llegó la imagen a la plaza del Carmen y de inmediato sonaron marchas como ‘Coronación de la Macarena’ o ‘Aniversario Macareno’ para la Reina de las Comendadoras del Realejo. Al situarle la medalla en el pecho a la imagen de la Dolorosa, no sin cierto esfuerzo, se interpretó la marcha ‘Reina del Realejo’, compuesta por Víctor Manuel Ferrer e interpretada por la banda del Carmen, de Salteras, llegada desde la provincia de Sevilla para acompañar la salida. Desde las Comendadoras hasta la Casa Consistorial marchaba la banda de San Sebastián, de Padul, y luego la siguió de nuevo hasta la entrada en la Catedral, pasadas las once y media de la noche.
Todo el ceremonial previsto tuvo que demorarse por espacio de más de hora y media. A las seis de la tarde, la hora prevista de salida, con numeroso público en la puerta del monasterio contemplativo de las Comendadoras, una fuerte tromba de agua obligó a retrasar en media hora, inicialmente la salida. Después, ante la insistente amenaza de lluvia se acordó nuevamente retrasar la salida hasta la siete y media de la tarde. Por todo ello el programa previsto se fue retrasando en hora y media.
Representaciones
Un total de veinticuatro representaciones de los grupos jóvenes de las cofradías granadinas, y del Nazareno de Caniles, abrieron el cortejo procesional. Después, cincuenta y cinco parejas de hermanos precedían a la presidencia de la junta de gobierno de la hermandad, y la delegación de la cofradía de la Santa Cena, sobre cuyo paso de Virgen, cedido, se trasladaba la Virgen de la Amargura a la Catedral. Después, la presidencia con el hermano mayor, Manuel Cañavate; el comisario de coronación, Cecilio Cabello; el presidente de la Real Federación de Cofradías, Jesús Muros; y el consiliario de la cofradía, el claretiano José María Bolívar, precedían al cuerpo de ciriales y acólitos de la hermandad.
«Por el Señor en el Huerto de los Olivos que se queda aquí» se ofreció la primera ‘levantá’ en el atrio del monasterio y la ‘llamá’ en la Plaza del Carmen la dio el alcalde en funciones «por el esfuerzo de tantos años de trabajo y la satisfacción de vivir este día», dijo a los costaleros. Alstroemerias, lisiantum y clavel blanco era el sencillo adorno floral, realizado para esta ocasión tan especial.
La Virgen de la Amargura, imagen del siglo XVIII tal vez obra de José de Mora, se presentaba de gloria, sin palio ni candelería y vistiendo la Virgen el manto llamado de las ‘granadas’, corto de capilla, bordado en oro sobre terciopelo azul por César Gómez-Hörh con diseño de fray Ricardo de Córdoba. Su vestidor, Francisco Garví, le había realizado un tocado en color crudo, de blondas, muy elegante y sencillo y el adorno floral lo colocó la familia Vedia Martín.
A continuación galeria del traslado, cedidas por José Valverde Ríos del blog http://alcielodemigrana.blogspot.com.es/