Para la Coronación Canónica de María Santísima de la Amargura, la cofradía se fijó en un diseño de mediados del siglo XVIII, original del platero mayor de la Catedral de Granada, Tomás Jerónimo de Pedrajas que en su día, se pensó para la Patrona de Málaga y que no se llegó a ejecutar.
A través de un concurso, se pidió a los orfebres participantes que respetaran al máximo el canasto de Jerónimo de Pedradas y que le añadieran una sutil ráfaga o resplandor, en este concurso participaron notables orfebres, el Cabildo de Hermanos de la Cofradía se inclinó por el proyecto del orfebre granadino Alberto Quirós.
La corona se desarrolla en un soberbio canasto de grandes profundidades en el cincelado, con grupos de querubines, de plata en su color y ornamentación floral, en la parte delantera y dentro de una bella celosía que alude al carácter conventual de la sagrada imagen y de la cofradía, se inserta una venera de oro, esmaltes y 47 rubíes fechada a mediados del siglo XVII y regalo de las Madres Comendadoras. En la parte trasera de la corona, la celosía lleva en el centro un corazón con los siete puñales, todo en oro.
En la parte inferior, se sitúa el aro de oro que se posa sobre la cabeza de la imagen, enriquecido por una preciada perla simbolizando el carácter sacramental de la corporación. Por encima de este áureo elemento, se sitúan 75 rosas de pitiminí en altorrelieve y en plata de ley en su color, que forman una corona que representa a las ordenes contemplativas que fueron madrinas de la coronación canónica.
Cuatro imperiales con una ampulosa y corpórea ornamentación floral, con cabezas de querubines sobre una estructura de hojarasca y de celosías en su parte superior, surgen sobre roleos por encima del canasto dándole un gran dinamismo a la obra.
A través de los dos imperiales laterales los rayos que forman la ráfaga llegan casi al centro del canasto, ofreciendo una estructura singular que hace ver varios planos en la presea, otorgándole un vivo naturalismo a dichos elementos flamígeros y a la vez una gran naturalidad en su concepción.
Los cuatro imperiales confluyen en el centro en una pieza, de la que penden a modo de mocárabes alhambreños un grupo de granadas alusión directa a la ciudad en donde la sagrada imagen es venerada desde hace mas de tres siglos, encima de estas granadas se dispone la base de donde arranca el orbe y la cruz. En esa base hay depositada una teca con una antiquísima reliquia del Velo de la Santísima Virgen María, venerada, querida e histórica reliquia propiedad de las Madres Comendadoras, y que generosamente han cedido para enaltecer la sagrada corona de nuestra Madre de la Amargura.
El orbe de 6cm de diámetro, es de piedra de lapislázuli traído de la India, abrazan a esta original bola que representa el mundo, dos ramas de olivos en oro, en un deseo de paz y de justicia. Por encima queda culminada la corona con una estilizada cruz de oro y diamantes, piedras preciosas que en un total de 184 piezas se distribuyen por diversos sitios de esta obra de arte.
Los rayos de la ráfaga se disponen orlando el perfil del canasto y son de diversos tipos los hay flamígeros, en punta, otros con un entrelazado de ramas de olivos alusión directa al titular cristífero de la corporación: el Señor orante en el Huerto de los olivos.
Entre cada uno de ellos se intercala un zafiro azul en un total de 200 piedras preciosas, 104 de ellos en los rayos y 96 en las 12 estrellas. Confirmando la visión apocalíptica de San Juan, 12 estrellas completan la corona.
La presea tiene 685 gramos de oro, procedente de las donaciones de los hermanos y devotos y 50 gramos más de la valiosa venera donación de las Madres Comendadoras de Santiago. Total casi 750gr., asimismo las piedras preciosas son donación de los hermanos. La corona tiene además 3,300kg de plata de ley. Lo que hace un total de poco más de 4 kilos de peso.
Una gran aportación al patrimonio de la Semana Santa de Granada, primera corona realizada por el orfebre Alberto Quirós y que fue presentada oficialmente el día 24 de Mayo de 2015, Festividad de María Auxiliadora, en la Iglesia de las Madres Comendadoras de Santiago por el Sr. D. David Rodriguez Jimenez Muriel.