Como cada año en Noviembre, la tradición de ataviar a las dolorosas de negro se repite, nuestra titular María Santísima de la Amargura, ha sido vestida como es habitual por Francisco Garví, el resultado ha sido espectacular como nos tiene acostumbrados. Luce la saya y pecherín de terciopelo bordado en oro, luce la preciosa diadema de plata de «La Soledad de Nuestra Señora», titular de la Hermandad de la Humildad (Cañilla) cedida en esta ocasión.
No cabe duda que esta vestimenta nos remonta al siglo XVIII cuando las dolorosas conventuales, vestidas por manos de monjas lucían enlutadas en sus hornacinas.