Se presentó a continuación la medalla de la coronación realizada en orfebrería por Alberto Quirós, siguiendo el diseño de una antigua venera de la Santísima Virgen. La primera fue para la propia imagen de la Madre de Dios que se le impuso sobre su brazo izquierdo y la segunda para la comunidad de religiosas que recibió sor Auxiliadora. La Virgen había sido trasladada por los hermanos mayores y tenientes de hermano mayor de las cofradías vinculadas al barrio del Realejo y las que se encuentran en su demarcación, asistiendo el presidente en funciones de la Real Federación de Cofradías, Antonio Martín, y el edil Fernando Egea, en nombre de la Corporación Municipal.
El coro de la Virgen del Carmen, de Cádiz, interpretó el himno de la Coronación, con letra y música de Luis Rivero y el acompañamiento de una Camerata Musical, dirigda por Victor M. Ferrer, autor a la vez de la versión para Banda de Música de la que saldrá la marcha de la Coronación de la Virgen de la Amargura. Tuvo que interpretarse una segunda vez, coreada por el numeroso público y fieles que llenaron y abarrotaron el templo, haciendo imposible la entrada de mayor número de cofrades en su interior y teniendo que abrir las puertas de acceso para que fuera seguido el acto por el mayor número de personas posible. El estribillo del himno dice que “el eco de la clausura, alivia y consuela tu llanto, llenando de triste dulzura, la tarde del Lunes Santo. Señora de la Amargura, tu luz se vislumbra en el Huerto, y se hace Oración, por la gracia de Dios, guardando en tu rostro el reflejo, de la devoción, que te coronó, la Reina del Realejo”. Una acertada composición musical que se hizo pegadiza al oído y que será, a buen seguro, muy cantada por los granadinos en los días previos a la Coronación Canónica del año próximo. Esta ocasión para venerar a la Santísima Virgen en Granada tiene, por tanto, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Amargura, los 365 días contados.