Esta hora incierta, que pareciera de las tinieblas, resuenan las palabras de nuestro Señor en el Huerto: «Levantaos y orad». Nuestro Señor en Oración, en el momento de mayor Amargura de su Pasión, nos da fuerzas y ánimos para seguir adelante. Es más, nos dejó a su Santísima Madre para consolarnos en todas nuestras Amarguras. En su momento más humano, en el que incluso sudó sangre, nuestro Señor arrodillao nos da ánimos. Porque después de la Cruz vendrá la Resurrección. Pero para llegar a ella hemos de pasar por la noche oscura de Getsemaní, por la Amargura y la Oración del Señor en el Huerto.
Que la protección de nuestro Señor de la Oración en el Huerto de los Olivos y de la Gloriosa, Bendita e Inmaculada Virgen María Santísima de la Amargura Coronada, nos guarden de todo mal y nos lleven a la vida eterna. Amén.
N.H. Antonio Rafael Mediavilla